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NOSOTROS

Nosotros

Ante los desafíos multidimensionales de lo que se ha dado en llamar la era del Antropoceno, todos los campos de la acción humana comienzan a ser revisitados radicalmente, y la Cultura, en tanto ámbito de acción pública, tanto o más que el resto. Preguntarse por lo “insostenible” de nuestros modos de vida y simultáneamente encarnar de auténtico sentido de justicia y destino común la noción de “desarrollo sostenible” parece a la luz de este escenario una cuestión insoslayable. Por otro lado, América Latina sigue ostentando el título de ser la región más inequitativa del mundo, incluso por sobre regiones que presentan niveles de pobreza más dramáticos como África y parte del Asia. En este contexto de desigualdad general, los sistemas de ciudadanía que soportan los estados-nación tienen el desafío de compatibilizar la libre determinación y autonomía de los sujetos y la diferenciación en cultura y valores que se sigue de esta defensa. Precisamente en momentos en que la construcción de ciudadanía no se constituye, como en décadas pasadas, desde una homogeneidad social y cultural, sea esta de clase, de género, de etnia, etc., sino más bien que emerge del juego conflictivo de este palimpsesto de identidades, reivindicaciones y aspiraciones que exigen nuevas formas de participación más deliberativas, la democracia está siendo utilizada como mecanismo de legitimación por fuerzas político-ideológicas en estricto rigor antidemocráticas. Frente a estos desafíos contemporáneos, los territorios constituyen un espacio de actualización e innovación protagónico de las dinámicas humanas en sus diversas manifestaciones. En ellos se constata la historia coevolutiva de las comunidades en su paisaje y se vivencian los acuerdos y conflictos respecto a su actual comprensión y su orientación futura. En ellos se observan, por ejemplo, los efectos y fricciones de los nuevos modos virtualizados de intercambio social y especialmente del mercado, que en muchos casos deslocalizan y vuelven a aglomerar con las mismas pautas de concentración conocidas. Y son los territorios, en su calidad de “lugar de la comunidad” donde ocurren, transcurren y se desplazan los encuentros y desencuentros de las diferencias migrantes, presionando los diques de lo que imaginamos ser y los afectos que pueden abrir o cerrar nuestra capacidad de recrear la vida cultural. Si asumimos que las capacidades y el capital cultural de las comunidades es una cualidad constituyente de todos los territorios, lo primero que debemos ser capaces de visualizar en un proceso de innovación territorial (sin por eso invisibilizar brechas y desigualdades) es que los territorios y sus actores cuentan con experiencias e inteligencia colectiva que podemos reconocer y valorar, para luego buscar su fortalecimiento y expansión. Este desarrollo de capacidades puede así ser entendido como el proceso de facilitación de transformaciones que empoderan a las personas, los líderes, las organizaciones y las sociedades, dando origen a un cambio que se genera y sustenta desde “adentro” a lo largo del tiempo. Es situados en estos espacios locales, tanto urbanos como rurales, la mayoría de las veces con más inteligencia relacional que la centralidad estatal, donde múltiples actores están construyendo diversas estrategias de alta eficacia práctica y política para neutralizar las desigualdades territoriales que obstaculizan el ejercicio de derechos en un marco de libertad y democracia cultural, habilitando nuevos y efectivos mecanismos de inclusión, participación y descentralización en la toma de decisiones.

Fabiola Leiva Cañete

Máster Internacional en Gestión, Políticas Culturales y Desarrollo, Cátedra UNESCO de Políticas Culturales y Cooperación – Universidad de Girona. Directora del Área de Gestión Cultural de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Fue investigadora principal del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural Rimisp. Actualmente forma parte de la Comisión de Expertos en Cultura de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

Pablo Díaz Meeks

Psicólogo, con Maestría en Desarrollo Humano por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) de Argentina. Fue investigador del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural Rimisp en el Programa Desarrollo Territorial con Identidad Cultural (DT-IC), así como ex gerente del programa Industrias Creativas Valparaíso de Corfo. Consultor senior en Cultura, Gestión Cultural y Patrimonio.

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